Las bodegas del Somontano. DO
- T. Delàs
- 1 ago
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 5 sept
Julio 2025
Raíces antiguas: el vino en la Antigüedad y la Edad Media
Las primeras huellas del cultivo de la vid en el Somontano se remontan a la época romana. Se han encontrado restos arqueológicos vinculados a villas rústicas en el entorno de Barbastro, Alquézar y otras localidades que evidencian que la vid ya formaba parte del paisaje agrícola hace dos mil años. Aunque fue una producción local y dispersa, los romanos introdujeron y sistematizaron su cultivo estableciendo las bases para una tradición agraria que ha perdurado.

A lo largo de la Edad Media, el Somontano consolidó su tradición vitivinícola bajo la influencia de las órdenes religiosas y la nobleza aragonesa, los monasterios jugaron un papel fundamental en la conservación de la viticultura, perfeccionando las técnicas de cultivo y elaboración y contribuyendo a la preservación y mejora de las variedades de uva y a la calidad de los vinos.

Siglos de vino campesino: tradición arraigada
A partir del siglo XVI, la estructura de la casa típica del Somontano ya incluía lagares y bodegas, lo que demuestra la importancia que tenía el vino en la vida cotidiana.
Durante siglos, la viticultura en el Somontano fue una actividad de subsistencia, con pequeñas explotaciones familiares que producían vino para consumo propio y para el comercio local, siempre en equilibrio con el cereal, el olivo y el almendro.

La falta de infraestructuras adecuadas, las enfermedades de la vid, como la filoxera a finales del siglo XIX, que diezmó los viñedos europeos y la escasa profesionalización impidieron un desarrollo a gran escala.
Se cultivaban variedades autóctonas como la Moristel y la Parraleta. La vendimia se vivía como un rito colectivo. La calidad del vino variaba y su elaboración se realizaba de forma muy rudimentaria. Era un producto estacional, sin capacidad de guarda, vendido en garrafas o granel.
La llegada de los Lalanne: modernización desde Francia
A finales del siglo XIX, un acontecimiento singular cambió el rumbo del vino en el Somontano, la llegada de la familia Lalanne, de origen francés. Bodegueros desde el 1842 en Burdeos, se instalaron en Barbastro en 1894 huyendo de la crisis provocada por la filoxera en Francia. Trajeron consigo conocimientos técnicos, cepas de calidad y una mentalidad empresarial desconocida hasta entonces en la zona.
Torre del Americano

Fundaron una bodega moderna en la Finca San Marcos, que a partir de entonces comenzó a llamarse ``Torre del Americano``, en honor a la procedencia de los famosos pies o portainjertos que Lalanne trajo de ese continente para evitar la filoxera. Aplicaron métodos bordeleses de vinificación y crianza, apostando por variedades como el Cabernet Sauvignon y el Merlot. Su vino obtuvo premios en exposiciones internacionales y supuso el primer paso hacia una viticultura de calidad en la comarca. Los Lalanne fueron pioneros en concebir el vino del Somontano como un producto con vocación comercial e identidad propia.
Su contribución trascendió lo puramente técnico. Su compromiso con la excelencia y su visión comercial ayudaron a crear una cultura vitivinícola que valoraba tanto la tradición como la innovación.
La Cooperativa Comarcal del Somontano: Impulso colectivo
En 1964 se fundó la Cooperativa Comarcal de Somontano, un hito crucial en la evolución vitícola del territorio. Integrada por decenas de viticultores, supuso una estructura sólida para la recogida, vinificación y comercialización del vino. Su creación se enmarca en un contexto de modernización agrícola promovido por el Estado, pero con fuerte arraigo local.

La cooperativa apostó por la mejora varietal y la tecnificación, aunque su producción seguía orientada al vino de mesa, sin marca reconocida. No obstante, su papel fue clave en la preservación del viñedo durante las décadas en que la mecanización y el éxodo rural amenazaban la supervivencia del cultivo.
El Nacimiento de la DO Somontano
La creación de la Denominación de Origen Somontano en 1984 marcó un antes y un después en la historia vitivinícola de la comarca. Este reconocimiento oficial llegó en un momento de transformación profunda del sector vinícola español, coincidiendo con la transición democrática y la posterior integración en la Comunidad Económica Europea.
Su fundación fue el resultado de años de trabajo conjunto entre viticultores, bodegueros y la administración aragonesa. El proceso requirió la delimitación precisa de la zona de producción, la definición de las variedades de uva autorizadas y el establecimiento de rigurosos controles de calidad que garantizaran la excelencia de los vinos producidos bajo esta denominación. Se buscaba una identidad clara para los vinos somontaneses en el panorama nacional e internacional.

Uno de los aspectos más innovadores de la DO Somontano fue su apertura a variedades internacionales. Desde su fundación, se autorizaron variedades como Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Merlot y Pinot Noir, junto a las tradicionales aragonesas como Tempranillo, Garnacha, Macabeo y las autóctonas Moristel, Parraleta y Alcañón.
La cooperativa tuvo un rol esencial y simbólico al dejar fluir el nombre “Somontano” como marca paraguas para la DO, fortaleciendo la identidad colectiva. A cambio, obtuvo modernización del proceso productivo y profesionalización del marketing, facilitada por apoyos públicos y alianzas estratégicas. Así nació y creció Bodega Pirineos, heredera del cooperativismo local.
La historia de Bodega Pirineos es inseparable de la historia de la DO Somontano.
La Explosión de las "Nuevas Bodegas": Enate y Viñas del Vero
Tras la creación de la DO, el Somontano vivió una auténtica revolución. Atrás quedaban las pequeñas elaboraciones tradicionales para dar paso a un modelo de negocio más ambicioso y moderno. Los años 80 y 90 vieron la llegada de importantes inversiones y la instalación de bodegas que cambiarían para siempre el perfil del vino en la comarca. Dos de los nombres más emblemáticos de esta primera ola de "nuevas bodegas" fueron Viñas del Vero y Enate.
Viñas del Vero
Fundada en 1986, fue pionera en la adopción de un enfoque contemporáneo. Apostó por variedades internacionales, como Chardonnay, Merlot o Cabernet Sauvignon que, combinadas con las autóctonas, ofrecían vinos con un perfil diferente y atractivo para los mercados. Sus modernas instalaciones y su visión de negocio orientada a la exportación la convirtieron rápidamente en un referente.
Enate

Poco después, en 1991, nació Enate, que se establecería como una de las bodegas más icónicas y vanguardistas de Somontano. No solo destacó por la calidad de sus vinos y su apuesta por las variedades foráneas, sino también por su innovadora integración del arte contemporáneo en su filosofía de marca. Cada botella lleva en su etiqueta una obra de arte original, lo que le confirió una identidad única y un enorme reconocimiento mediático. Sus instalaciones fueron diseñadas con una clara visión estética y funcional, convirtiéndose en un modelo de arquitectura bodeguera.
Bodega Pirineos

Estas bodegas, junto con la antigua cooperativa, Bodega Pirineos, que se había transformado y modernizado, abanderaron el nuevo Somontano. Sus vinos, frescos, afrutados y con un estilo moderno, conquistaron rápidamente el paladar de los consumidores y situaron los vinos de Somontano en el mapa de las grandes regiones vinícolas españolas.
Expansión y Consolidación (1990-2010)
Las décadas de 1990 y 2000 fueron testigo de una expansión extraordinaria. El éxito de las bodegas pioneras atrajo nuevas inversiones, tanto nacionales como internacionales, que vieron en la denominación un territorio con potencial excepcional para producir vinos de calidad mundial.

Durante este período se establecieron bodegas como Blecua, Laus, Olvena, Alodia, Sommos y muchos pequeños productores con filosofía de vino de autor, que diversificaron la oferta enológica de la zona. Cada una aportó su visión particular, creando un mosaico de estilos y filosofías que enriquecieron el panorama vitivinícola del Somontano.
La DO experimentó un crecimiento sostenido en superficie cultivada, pasando de poco más de 1.000 hectáreas en sus inicios a más de 4.000 hectáreas en su momento de máxima expansión. Este crecimiento se acompañó de importantes inversiones en tecnología, infraestructura y marketing, posicionando al Somontano como una de las denominaciones españolas más dinámicas e innovadoras.
La crisis del sector y el ajuste del modelo
Como muchas otras regiones vitivinícolas, el Somontano también sufrió el impacto de la crisis económica de 2008 y del cambio en los hábitos de consumo. La caída de las exportaciones, el descenso de la demanda de vinos de gama media y el exceso de producción provocaron una reestructuración profunda del sector.
Durante estos años difíciles, algunas bodegas cerraron, otras redujeron significativamente su producción, otras tuvieron que reinventarse con propuestas más especializadas y muchas se vieron obligadas a buscar nuevos socios o compradores.

Viñas del Vero fue absorbida por González Byass, integrándose en un conglomerado con mayor capacidad de distribución. Enate mantuvo su independencia, pero tuvo que reestructurar parte de su modelo comercial. El grupo Barbadillo adquirió el 76% de Bodegas Pirineos, manteniéndose el 24% restante en manos de los miembros de la antigua cooperativa.
La Situación actual: Retos y oportunidades
Hoy en día, los vinos del Somontano se encuentra en una fase de consolidación madura. Con más de 35 años de historia como denominación de origen, ha logrado establecerse como una referencia de calidad y innovación en el panorama vitivinícola español e internacional.

La denominación cuenta actualmente con unas 4.200 hectáreas de viñedo y más de 30 bodegas, que producen anualmente cerca de 15 millones de litros de vino. Se elaboran vinos que van desde blancos frescos hasta tintos de guarda, pasando por rosados muy apreciados. El 60% de la producción se destina a la exportación.
Los retos actuales incluyen la adaptación al cambio climático, la sostenibilidad ambiental, la incorporación de nuevas tecnologías y la conquista de nuevos mercados internacionales.
La DO Somontano se ha consolidado como una de las más versátiles y sólidas del norte de España, con una personalidad definida, vinos que expresan el carácter del Pirineo, la mineralidad de la tierra y la pasión de sus gentes.
Los vinos de Somontano, historia de equilibrio y adaptación
El vino en el Somontano es mucho más que una actividad económica: es una manifestación cultural, una memoria viva del territorio y un motor de desarrollo. Desde los tiempos de los romanos hasta la actualidad, ha sabido adaptarse a los cambios, integrar la innovación sin perder su alma, y construir una marca reconocida dentro y fuera de España.
Gracias a la visión de pioneros como los Lalanne, a la visión cooperativista, al impulso creativo de las nuevas bodegas como Enate y Viñas del Vero y al paisaje incomparable que le rodea, el Somontano ha pasado de ser una zona desconocida a convertirse en uno de los referentes del vino español contemporáneo.

Salud y Somontano!

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